sabato, novembre 07, 2009

7 de noviembre (25 de octubre)



El 7 de noviembre de 1917 el pueblo ruso se levantaba contra la opresión y proclamaba el nuevo gobierno, dirigido por los soviets, asambleas representativas del poder popular.

Al frente del movimiento revolucionario estaba Vladímir Illich Lenin, quien dirigiría el nuevo gobierno surgido del levantamiento popular y proclamaría la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1922. Lenin murió en 1924. Al frente de la URSS lo siguió Josef Stalin, quien cambió radicalmente el carácter popular democrático y socialista del nuevo Estado.

De todas maneras, sigo recordando y celebrando la Revolución de Octubre como un triunfo del pueblo. La Revolución nos pertenece a todos, nos permite pensar que lo establecido no es necesariamente lo único posible y que la acción colectiva y creadora es necesaria para alcanzar la felicidad, la justicia y para que las reglas que rijan nuestras sociedades vayan cambiando conforme a las necesidades y a los ideales de quienes la componen.
La especulación financiera, el cúmulo de capitales, la carrera armamentista, la Organización Mundial del Comercio les pertencen a otros, a algunos, para los que ni siquiera existe un espíritu de creació o de mística.

La Revolución de Octubre marcó, como decían en algunas revistas soviéticas de los '80 (las leí a editadas en castellano) el inicio de una nueva era en la civilización humana.

A modo de ejemplo, dejo la escena más conmovedora y famosa de la película "El acorazado Potiomkin", de Serguéi Eisenstein. La escena llamada "Las ecalinatas de Odessa". Escena que tuvo una gran influencia en en otras películas.

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